Isocronías columna por Ricardo Yáñez La Jornada
La
noche del martes que acudí al Café Teatro o Casa Mora, que de ambos
modos le llaman, me equivoqué. Sabía que las poetas del megáfono
cocinaban el tema de la cocina, pero olvidé que tocaba ese día. Aún sin
enterarme me asomé al cafecito, unos cuantos jóvenes regados por aquí y
allá. Uno de ellos, poeta, salió a saludarme, lo que agradecí, y luego
otra, Diana Reza, a quien de momento no conseguí reconocer. Ambos
aligeraron la tensión o la presión por la edad y entré. Chin, la
cocina, me dije después. Y nada, que las chicas lo resolvieron
estupendo. Quedé muy sorprendido. Me sorprendió también el uso del
megáfono, del que sinceramente desconfiaba: un uso lo suficientemente
íntimo y público a la vez. Reza, comentan semanas después en otro café,
el San Pablo, de la Portales, las poetas del megáfono, es una especie
de integrante golondrina, va y viene, aparece y desaparece. Las
constantes son, en orden alfabético, Anaïs Abreu, Eva Cabo, Ximena de
Tavira, Ana Cecilia Delgado, Lauri García Dueñas, Haydée Ramos Cadena,
Marina Ruiz y María Tabares. Nueve de cualquier modo en total, buen
número, que martes a martes, a las 21 horas, desde inicios de este año
se dan cita en Tonalá 261, en la Roma Sur, para leer poemas, si así
puede decirse, por encargo del grupo mismo. Dije antes que quedé
sorprendido. N’ombre: me puse muy contento. Por su soltura, su calidad,
por la respuesta de los asistentes. Al fin, poesía viva, me dije; no
lectura que se aplaude al parecer porque se terminó. Debo advertir
que ya adentro encontré algunos amigos y dos libros, uno de armonía,
que de inmediato adquirí, y algunas cervezas. Pero de todos modos, el
ambiente era cordialísimo, de todos para con todos. Araceli Romero, a
quien hacía años (así este DF) que no veía, contribuyó como invitada
con un poema sobre un letrero en un baño de mujeres que fue ampliamente
festejado. El cantautor David Aguilar me llamó la atención, y es
increíblemente joven, respecto a mi –evitemos la palabra
sentimentalismo– efusividad a la hora de recitar un soneto mío que de
alguna manera entraba con el tema del día. Anoche tocó el tema espiral.
Para ilustrar este espacio, Nicole me dio un papelito:
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